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Blanco y Azul

¡Los colores de una Rusia libre, de las Naciones Unidas y del cielo de toda la Tierra! Rusia sólo será libre, pacífica y próspera si es capaz de respetar y hacer valer el Derecho Internacional y los Derechos Humanos inviolables.


Traducido por Marina Jiménez.

 

Fuente: @thewhitebluewhite

En las últimas semanas desde la invasión de Ucrania por parte de Putin, ha surgido una nueva bandera en las comunidades online rusas que está ganando gran popularidad. Las cuentas de Instagram de los jóvenes rusos críticos con Putin se han llenado de imágenes de perfil blancas-azules-blancas y de corazones blancos-azules-blancos en sus biografías. Los hashtags relacionados se multiplican en los últimos días, en un intento de desafiar el veto impuesto a la aplicación el pasado 14 de marzo por parte del Roskomnadzor (el organismo de censura de Internet de Rusia).


¿Qué simboliza la bandera blanca-azul-blanca?


Según la página web dedicada a la bandera, hay varias formas de responder a esta pregunta:


  • La sustitución de la franja roja de la actual bandera tricolor rusa representa el paso de un régimen sangriento y militarizado a una Rusia pacífica y libre que respeta los derechos humanos

  • La bandera se inspira en el símbolo de Velikiy Novgorod, un pueblo que luchó contra la dominación del principado de Moscovia y posiblemente el único ejemplo de democracia en Rusia.

  • Se asemeja a la bandera blanca-roja-blanca de la revolución bielorrusa, que luchó por liberarse de otro dictador: Lukashenko. La combinación de colores análoga pone de manifiesto la solidaridad y la profunda conexión entre la lucha por una Bielorrusia libre y una Rusia libre.

Aunque no se menciona en la pagina web, resulta evidente la similitud entre los colores de la Rusia libre y la bandera de la ONU. Rusia sólo puede ser libre, pacífica y próspera si respeta y hace cumplir el Derecho Internacional y los Derechos Humanos inviolables, especialmente teniendo en cuenta que el puesto permanente que ocupa en el Consejo de Seguridad de la ONU le otorga una gran influencia en las decisiones mundiales.


La reciente invasión y los posteriores intentos de Rusia de bloquear una acción efectiva de la ONU han demostrado una vez más que no podemos permitirnos que los gobiernos nacionales estén por encima de los asuntos mundiales. El inmenso poder que tiene Rusia debido a su posición en la ONU debería traducirse en un inmenso sentido de responsabilidad por los asuntos globales, por la humanidad y por el planeta en su conjunto. Pero, por desgracia, no ha sido así, ni durante la época de la Unión Soviética ni bajo el gobierno de Putin.


El nacionalismo no es patriotismo


Se nos hace creer que no hay nada en el mundo más importante que las decisiones de nuestro gobierno y que, en última instancia, ningún interés es más importante que el interés nacional.


Putin no se queda atrás y también se esconde detrás del argumento del interés nacional. Lo utiliza para acaparar más poder, justificar el ataque a los países vecinos, destruir la sociedad civil y silenciar a quienes considera "agentes extranjeros". Ha creado una cultura de miedo y conformidad, que no le sirve a nadie más que a sí mismo. En una constante referencia a los supuestos enemigos del Estado, justifica que el gasto en defensa sea mayor que en educación y sanidad juntas. Vende como una Rusia fuerte y segura lo que en realidad es una Rusia aislada del mundo, paralizada por las sanciones y rechazada por la comunidad mundial.


En resumen, está destruyendo el país al que aparentemente tanto ama y defiende. Pero destruir voluntariamente una nación no es patriotismo, sino una verdadera lástima. Peter Ustinov, ex presidente del Movimiento Federalista Mundial, decía que una federación mundial "[...] no sólo es posible, sino que es inevitable; y cuando llegue, apelará al patriotismo en su sentido más verdadero, en su único sentido: el patriotismo de los hombres que aman sus herencias nacionales tan profundamente que desean preservarlas de forma segura para el bien común".





Una rendición de cuentas efectiva


Los federalistas mundiales defendemos que el interés humano está por encima del interés nacional. Creemos que los gobiernos deben servir a su pueblo sin vulnerar los derechos humanos ni civiles de nadie. Entendemos que los gobiernos deben rendir cuentas no sólo ante sus ciudadanos, sino también ante la comunidad mundial sobre la base de unos derechos humanos y una democracia inviolables.


Si crees que Putin y sus cómplices deben ser juzgados como criminales y han de responder por sus actos, tú también eres un federalista mundial.


Si crees que la democracia, la libertad (de pensamiento, de expresión y de prensa), la justicia, la transparencia gubernamental y la lucha contra la corrupción no son "tonterías occidentales para debilitar al Estado", sino que son esenciales para lograr una Rusia libre, entonces eres un federalista mundial.


Si crees que los rusos y los ucranianos deben convivir pacíficamente, como miembros de pleno derecho de un mundo libre y democrático, entonces eres un federalista mundial como nosotros


Una Unión más fuerte en favor de la democracia


Tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial, nuestros abuelos crearon las Naciones Unidas para "salvar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra". Desgraciadamente (sobre todo para la gente que ahora muere en Ucrania), no avanzaron hasta el final y no se atrevieron a limitar el poder brutal de las naciones. En consecuencia, las organizaciones y los tribunales internacionales son carecen de la fuerza necesaria. Nuestro sistema internacional sigue siendo una suerte de anarquía, en la que las naciones se intimidan mutuamente para conseguir lo que quieren (sólo que ahora lo hacen con la amenaza de las armas nucleares).


Rusia, junto con el resto de los países poderosos, se reservan el derecho a hacer lo que quieren sin importar el daño que causen a sus ciudadanos y a los ciudadanos de los demás países. Como es evidente, no podemos aceptar esta realidad como si fuese una ley natural: podemos cambiarla. Ahora bien, no podemos esperar a llegue la Tercera Guerra Mundial para hacerlo.


Por eso, los federalistas mundiales estamos dispuestos a dar el siguiente paso: crear una democracia global que pueda hacer cumplir la Ley mundial y así, por fin, alcanzar la paz y resolver los problemas globales.


Para ser merecedora de esta nueva bandera, Rusia debe convertirse en un país que respete y haga valer los derechos humanos universales, así como que anteponga el Derecho Internacional a sus intereses nacionales. La democracia y los derechos humanos y civiles no son negociables y nunca deben estar por debajo de los intereses nacionales. Esta premisa no sólo es aplicable a Rusia, sino a todos los países del mundo.


¡Demos la bienvenida a esta lucha por la democracia y los derechos humanos y trasladémosla al plano mundial!


 

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